martes, 1 de diciembre de 2009

Lo que dio de sí noviembre


Echo la vista atrás a noviembre y me vienen a la cabeza tres o cuatro imágenes que pueden servir para que éste, mi blog, vuelva a salvarse una vez más de la inminencia de su extinción.

La primera: mi cuñao ya conoce el Festival de Cine. Esa semana salía corriendo del trabajo y llegaba al Aqualon, a veces sin ni siquiera haber comido, para pillar la sesión de las cuatro y media y hacer el maratón diario que veía en nosotros como algo lógico y natural. Una noche salió de la peli mexicana a concurso descojonao, repitiendo una de las frases en un perfecto acento: "¿No más pa qué quiés la fogoneeera? ¡Con esto le das de madre al pinche Chugüaca!". El humor negro fue un descubrimiento, dentro del registro de sensibilidades iberoamericanas. Yo, que últimamente me quejo de que no tengo tiempo para nada, decidí dedicar el tiempo que me he ganado -las vacaciones no son otra cosa- a viajar por el mundo sin gastarme un duro. A conocer cómo andan las cosas en Chile y en Bolivia. A ver su Argentina y Colombia han cambiado mucho desde el año pasado. A recordar cómo los mexicanos se empeñan en complicarse la vida. A que Portugal y Perí vayan siendo cada otoño un poco menos desconocidos...

La segunda imagen es cómo los sentidos se han ido adaptando a la nueva estación. Hace semanas que llevo duchándome con el agua casi hirviendo, y sintiendo frío al salir a la calle cada mañana; atrdeciéndome escuchando música de otoño en la radio; oliendo castañas asadas al volver a casa; cenando sopas y dedicándome a leer correos antiguos, documentos pendientes, viejos papeles, artículos recortados...

Una tercer ocurrencia, y esta no es ni mucho menos nueva, viene del feisbuk: Paloma Jara, escribiéndome en mi muro que me deje de tanto estado, tanta foto, tanto enlace y tanto exhibicionismo social, y que me centre en escribir, algo en lo que ella es una maestra. Y, claro, desde entonces mi conciencia ya no se engancha tranquila, hasta que finalmente me he puesto a atender su consejo. En mi defensa diré que me sentí algo más aliviada cuando leí el otro día a Maruja Torres -que nunca ha dejado de escribir- declararse fanática y activista del feis porque para ella es divertido: "Nos recomendamos libros, nos pasamos artículos, criticamos, alabamos. O simplemente nos transmitimos la pereza, la esperanza, el descreimiento, la alegría". Yo no lo hubiera dicho más claro. Y como, además, ya estoy haciendo caso a Paloma, empiezo a sentirme muchísimo mejor.

Para evocar un cuarto recuerdo, podría empezar también por otra pluma de periódico. O acabar con él: el lo bueno que tiene García Montero, que queda bien lo pongas donde lo pongas. Lo nombraba Adela el otro día por decir que a él los bares le han ayudado a comprender el mundo (algo en lo que ella es una maestra). Los bares de siempre, razona en un artículo, son como un domicilio particular, donde la alegría del alcohol y de los encuentros y los rostros cómplices aleja el vacío de nosotros. Luego están los bares donde no habíamos estado nunca y que, por arte de magia, nos regalan una sensación de pertenencia. Justo lo que nos pasó a unos cuantos el otro día en un acogedor karaoke del polígono Polirrosa. Como García Montero siempre dice verdades como puños, y encima de forma bonita, no tengo más remedio que hacerle caso también esta vez: "Descubrir un bar significa querer volver, sentirse parte de una forma de vida, sumergirse en la íntima alegría de las repeticiones".

Pero noviembre ha dejado tras de sí otros muchos momentos que quizás ya nunca se escribirán en un post, en un estado del feisbuk ni en un artículo de opinión. Nos ha mostrado la nueva luz naranja y roja de las tardes de otoño, que ya no se extiende sobre el horizonte del mar y la arena, y ahora está atravesada de nubes que parecen pintadas con carboncillo. Nos ha recordado realidades implacables, como la ciudad llena de pavimentos, los supermercados de turrones y mantecados, y las calles de la ciudad.

Yo he tenido suerte, y el mes que termina me ha traído motivos para seguir siendo feliz. Me puse una peluca y me lo pasé pipa en una fiesta de los años 70. Mi madre ha dejado en mis manos un tesoro: un maletín de fotos familiares, para que lo ordene y, de camino, vuelva a disfrutar de mi infancia. Mis sobrinos están más graciosos que nunca y a la vuelta de la esquina. Y, de momento, mi blog sigue alimentándose de historias. Os lo decía a algunos esta semana: tengo más esperanza de vida, y esperanza en la vida, que nunca.

Dedico toda esa esperanza y este martes, martes a Mariví, mi gran amiga a la que algunos conocéis porque aparece en estas entregas, pero que sólo algunos podemos comprobar día a día que es encantadora, imprescindible y verdadera.
Felicidades es el deseo de tener felicidad plural.

martes, 20 de octubre de 2009

Refranes, nostalgia y puentes


Octubre se me presenta inabarcable, casi tanto como poner al día mi blog. Suele pasarme en los cambios de estación. Que me aferro espiritualmente a la que dejo atrás y retraso la predisposición a la nueva. Teniendo en cuenta que hace un mes me encontraba recorriendo mundo y que he disfrutado del verano como si fuera a acabar -el verano sí, el mundo no está tan claro-, detalles como que pronto anochecerá a las seis de la tarde, que la oficina sigue en la Gran Vía y la Gran Vía de obras, o que falta un año para volver a acumular un mes de vacaciones no son motivos como para amargarle a una la vida, digo yo.
Al principio, cuando llegué de viaje, intenté que el cambio de actitud fuera lo más adaptivo posible. Las palmeras de la Plaza de las Monjas me hacían más llevadera la nostalgia de California. Camino del trabajo, el luminoso del salón de juego 'Las Vegas' de la calle Puerto me hacía menos duro el trayecto y alguna tarde me iba a cuestas como la del Hipercor o la Vía Paisajista intentando echar menos de menos San Francisco. Para sustituir a Hawai -que se parece bastante a nuestra provincia: tiene playas y montañas- me debatía entre Punta Umbría o la Sierra, así que ante la duda me tiré medio puente del Pilar en el sofá viendo treinta o cuarenta capítulos seguidos de 'Perdidos', que hay que ver ellos el partido que le sacan a esa isla.
Tan inabarcable como mi depresión al llegar me pareció también el resurgimiento cultural propio de esta época. En pleno Otoño Cultural Iberoamericano, cada vez más amplio en exposiciones y salones del libro, empezaron los Encuentros de las Artes y las Letras para todos los gustos, desde la intensidad de García Montero a las veleidades de Boris Izaguirre. En el Monasterio de La Rábida, Paco Naranjo nos enseñará Cuba a través de sus fotografías. En la Unia y en paralelo, dentro del Foro de Dramaturgia , el CAT expone sus treinta años en una antolología de carteles que Mariví dice que está muy bien. Y para que no falte de nada, montaje de El Brujo El testigo, de Fernando Quiñones, este viernes en el teatro de Punta Umbría.
A todo ello se suman las habituales programaciones del año: la del trimestre en el Gran Teatro, la Agenda Cultural de la Universidad de Huelva, Hotel París y Museo. Quien se quede en casa, no será por falta de variedad. Puestos a destacar algo: Lo mejor: joyitas como la exposición Montrash de la fotógrafa argentina Lola García, que se inaugura mañana en Cantero Cuadrado. Interesante ya de por sí, resulta que Xoel López -Deluxe- dará un concierto acústico en petit comité porque -voilá!- es el novio artista de la artista. ¿Y lo peor?: la suspensión del Cineclub -temporal según he averiguado tras arduas investigaciones- hasta después del Festival de cine, supongo y espero.
Como novedad mundial de este mes, le doy la más cálida bienvenida mi cuñao, no a los post del martes, martes, sino a ésta nuestra ciudad. Si me estás leyendo, te propongo que una vez a la semana vayamos a un evento cultural de los de arriba, cariñosamente elegido por mí, y que luego hagamos una interesante tertulia en el transcurso de una cena, generosamente invitada por tí.
Pues eso. Espero que éste sea un buen Otoño, esa estación rica en refranes, nostalgia y puentes que la gente es cada vez más especialista en planificar. Pero además es el tiempo de la Feria del Jamón, la de Gibraleón que ya fue y enseguida la de Niebla, tiempo para ir el sábado al pueblo y el domingo al cine, de probar las primeras tanas y de comer cuchareo.
La clave está en elegir aquello que más nos vaya a cada uno. Yo, por ejemplo, he empezado por descubrir pequeñas intrahistorias del barrio, reencontrarme con amigos y soñar huídas. Lo próximo, tachar nuevas cosas de la lista de todo lo que quiero hacer en la vida.

viernes, 28 de agosto de 2009

La partida


No sé si os habéis dado cuenta, pero los días comienzan a ser más cortos y, por las tardes, el cielo se enciende antes de naranja y rojo. Se observa mejor en la playa, cuando, como una bola grande y densa, el sol parece que estuviera cansado mientras se va perdiendo dentro del mar, mezclándose con azules y violetas. O conduciendo de regreso a la ciudad, durante ese espacio, apenas unos minutos, en el que hasta las marismas parecen guardar silencio para contemplar el espectáculo.

Reparo en que este largo y cálido verano roza el final de agosto y me viene a la cabeza la imagen del taco de hojas del almanaque pasando a gran velocidad, como el recurso aquel del cine para expresar un intervalo de tiempo. A mí siempre me ha gustado más arrancar las páginas de los calendarios de meses, de esos que regalan las imprentas en Navidad, con unas semanas de retraso. Es como si al tener que levantar la hoja en la que estoy para ver qué hice un fin de semana de julio, lo pasado se incorporara y la vida tuviera más continuidad.

Mi amiga Mariví me ha dicho un par de veces que el mundo no se va a acabar este año. Yo, por si acaso, decidí no cogerme vacaciones, descansar poco y salir mucho. Quién sabe -pensé- cualquiera puede ser, de repente, el último verano. Todos los lunes, al volver a la oficina, me reencontraba con una realidad sin grandes cambios apreciables, salvo que todo el mundo se iba yendo, claro. Me dí cuenta que hacía mucho que no escribía y que el cansancio, a veces, se disfrazaba de tristeza. Esa tarde me fui a la playa y mientras veía otro día marcharse por la última línea de luz que se apagaba sobre el agua, elegí aguardar el porvenir sin prisa, esperando lo que esté por llegar, disfrutando atardeceres.

Entretanto, justo ahora, me llega el momento de llenar una maleta. No me gusta pensar en el final del verano, por eso procuro hacer algo para tener la sensación de que en septiembre es un comienzo, mas allá de la vuelta al cole, al curso político y a los coleccionables en los kioscos. Me voy. No es sólo montarse en un avión, desconectar, huir. Viajar es una determinación, una vivencia rotunda.

Mientras elijo un vestido, un bikini y unas chanclas, sé que no me acordaré del blog, que no pensaré en el regreso ni lo que nos deparará la programación cultural este otoño.

Antes busco una foto de mi verano y la siempre visionaria relectura de Benedetti en estos tiempos extraños:

"Hay gente que entiende lo que esta pasando, que cree que es absurdo lo que esta pasando, pero se limitan a lamentarlo. Falta pasión, ése es el secreto de este gran globo democrático en que nos hemos convertido. Durante varios lustros hemos sido serenos, objetivos, pero la objetividad es inofensiva, no sirve para cambiar el mundo, ni siquiera para cambiar un país como el nuestro.
Hace falta pasión, y pasión gritada, o pensada a gritos, o escrita a los gritos. Hay que gritarle en el oído a la gente, ya que su sordera es una especie de autodefensa, de cobarde y malsana autodefensa. Hay que lograr que se despierte en los demás la vergüenza de si mismos, que se sustituya en ellos la autodefensa por el autoasco. El día en que sientan asco de su propia pasividad, ese día se convertirán en algo útil".

Nos vemos a la vuelta y, si queréis, os cuento qué tal es el mundo que vea por ahí fuera. Mi viaje es una ciudad, una playa, una isla, un continente. El destino no es lo importante si comienza antes de la partida.

Me han recomendado llenar bien los ojos para luego compartirlo. Por eso tengo la mirada más abierta que nunca y una especie de felicidad inquieta que me hace sentirme más viva.

martes, 23 de junio de 2009

Clásicos de temporada


Estamos oficialmente en verano, tal y como nos recuerdan todos los años profundas tradiciones creadas por el hombre, como el Día de la Música, el aserrín, aserrán o la noche de San Juan, que vuelve a este martes, martes que tengo abandonaíto perdío. Extraoficialmente, yo me dejo llevar más por los elementos naturaleza; fundamentalmente por el calor que representa el fuego. Como consecuencia, hace varias semanas que me vengo bañando en El Cruce, en Punta Umbría y en la playa del Espigón, en un mismo mar pero con distinta agua, que diría Gerardo Diego, y en un abrazo fresquito con el líquido elemento.

En cuanto a tierra, tuve suficiente con la del camino de El Rocío, experiencia que creo que no he contado en el blog aunque seguro que se lo merecía. El viento -precisamente porque es inexistente en las noches de junio- lo he sustituido por un ventilador colgado en el techo de esos de hélice que siempre me recuerdan a sitios coloniales y a Memorias de África, si no fuera porque en la Plaza de la Merced no hay muchos Robertos Redford y los únicos animales salvajes que merodean la zona son los caracoles y las cabrillas.

El cambio de solsticio se percibe en otros grandes clásicos de la temporada como las fiestas de fin de curso, los tintos con casera, los flash congelados, las dos mitades de la sandía ocupando media nevera, los cursos de La Rábida o las aceras levantadas por obras que convierten a la ciudad en un lugar intransitable. El tiempo se detiene en la siesta y todas los semanas se presenta alguna programación cultural para Julio y Agosto: Ya hay cartel de teatro y danza para el Castillo de Niebla y conciertos para las Noches del Foro, pero también vuelve 7 soles, 7 lunas a Cartaya, pronto habrá música en Ayamonte, danzas en Villablanca... También habrá varios cumpleaños, entre ellos el mío, que quizás no sean tan culturales pero son parte fundamental de la vida social veraniega.

Mientras llega Julio y la primera fase de la operación salida, os reseño un par de exposiciones interesantes: Huelva: la Guerra Civil en sus documentos, que podéis ver hasta final de mes en el Hotel París. Es una selección de los fondos procedentes de los Consejos de Guerra del Tribunal Militar correspondientes a nuestra provincia, que después de décadas a punto de pudrirse en un archivo de Sevilla han sido digitalizados y por fin pueden ser consultados por todos los intesados. De cerca de 200.000 páginas digitalizadas, la exposición ofrece en seis hilos argumentales una pequeña muestra, pero no por ello menos significativa e inédita.
Si vais a verla, os encontraréis de bruces con la otra recomendación: Al Sol de Huelva, 16 esculturas en bronce de Baltasar Lobo, un colega de Picasso, que estarán hasta el 2 de agosto en la Plaza de las Monjas, compartiendo espacio con niños sin colegio, palomas y bomberos.

Hace poco leía que cuando se está en el foco mismo de la vida es imposible reflexionar. Hace meses que me pasa algo parecido. Con tanto foco, por ejemplo, no he contado que he estrenado coche. Mi amiga Adela me ha regalado su 205 verde, lo he arreglado un poco y ahora estoy encantada, fundamentalmente porque así echo menos de menos al mío rojo que tantas veces me ha llevado al fin del mundo. Para sacarme la tarjeta de la zona ORA lo he puesto a mi nombre, como mi domicilio habitual. Es curioso pero, sólo por un instante, he tenido la sensación de haberme convertido en adulta.

Con tantas costumbres estivales, no he remarcado una de las mejores cosas que para mí llegan con el mes de Julio. Lo dice la foto y la cuenta atrás de los días para que mis sobrinos aparezcan por las puertas.

Buenas vacaciones a los primeros que las pilláis.
A ellos y a todos los demás, que la noche de San Juan sea el preludio de un mágico verano.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Pequeñas y grandes contradicciones


He vuelto a coger la bici para ir al trabajo. El Recre descendió pronto para evitarnos prolongar el sufrimiento y es bastante probable que el Barcelona haga triplete esta noche Roma. El fin de semana dejó atrás la comida de Santa Rita y los conciertos urbanos y Mayo apura las cruces que llevan su nombre, las comuniones, los abrazos de mis sobrinos y los intentos fallidos de instalarnos en el verano.

Las salidas hacia El Rocío son siempre un punto de inflexión, una especie de desfile de imágenes que pasa ante mis ojos para hacerme reparar en que ya ha pasado un año y que sigo siendo incapaz de averiguar adónde ha ido a parar el tiempo transcurrido. Hay cosas que se reproducen involuntariamente, como si en realidad todos viviéramos felizmente atrapados nuestro particular Día de la Marmota.

Me pasa sobre todo con los sentidos: el prodigio de la paleta inexplicable de la puesta de sol ahora que se alargan las tardes, el sabor adivinado de los caracoles y las enzapatás desde que le pedimos media al camarero, el calorcito apacible mezclado con un suave aire de la primera siesta en la playa. Antes de que, por ejemplo, pase la Hermandad por el centro de la ciudad sacando a los funcionarios a la calle, puedo oir perfectamente la flauta, el tamboril y los cascabeles de la bestias, que es el sonido que a mí particularmente más me gusta. Por lo demás, y respecto al sentido del olfato, acabo de decidir que mañana no me llevaré la bici para evitar que las mierdas de los caballos se me queden pegadas en las ruedas.

Estos días tengo la sensación como si todo estuviera en su sitio, como si las cosas volvieran a una especie de orden natural que, como casi todas mis paradojas vitales, hay veces que echo de menos y otras que confundo con señales de la rutina. Justo entonces tiene más sentido la pregunta que le plantea Benedetti al protagonista de La Tregua: "¿Sabes lo que pasa? Que no vas a ninguna parte?".

Ahora que da tiempo a casi todo antes de que se haga de noche y que la ciudad se queda casi desierta os propongo, una vez más, una tarde en el Museo. De las cuatro exposiciones temporales, hay al menos dos de visión obligada. En una docena de fotografías de gran formato de Ángel Marcos, Desiderátum presenta paisajes enfrentados de Las Vegas y La Habana. Una interesante oposición entre el entretenimiento infinito de la ciudad del juego y el tedio cotidiano en la capital de Cuba, entre los paraísos artificiales y los reales, entre los anuncios luminosos y los carteles pintados a mano, entre los lugares de paso y el tiempo detenido. Los excesos del sueño americano enfrentados a las miseras del comunismo representan también el abismo entre el pragmatismo y el idealismo, entre la simulación y la realidad que son materia de casi todas nuestras pequeñas y grandes contradicciones. Y muchas veces benditas, que añadiría mi amiga Adela.

La otra exposición es Reciclarte, el certamen de escultura con material reciclado. Con un mensaje claro -como la reutilitación de los materiales de desecho puede ser valorado y transformado en Arte- algunas de las propuestas me dejaron sin palabras por su belleza y su imaginación. Tengo intención de revisitarla y en ese caso garantizo sesión de fotos.

Pero además tenéis Una mirada al Museo a través de las cámaras de los alumnos de la escuela León Ortega y Nil Omne. Todo es Nada, con pinturas, dibujos y grabados de José Viera, muy recomendable para los que os guste el surrealismo. Y todo sin salir del viejo edificio de la Alameda Sundheim.

Para difrutar buena música, sólo hay que ir un poco más lejos: Hasta el 8 de Junio tenéis en Sevilla Territorios 2009. El amplio y variado cartel hacen de esta edición una "de las mejores de su historia", con un gran equilibrio entre estrellas internacionales y nacionales, rock independiente y hip-hop, electrónica de vanguardia y world music. Tenéis información y vídeos de los artistas participantes en
http://www.territoriossevilla.com/. Si alguien va a Wilco el viernes, es probable que nos encontremos en el Monasterio de la Cartuja.
Y hasta aquí mi agenda cultural de hoy.

Ajunto foto de mis sobrinos. Puedo ser pesada, lo sé, pero no se me ocurre ninguna otra forma mejor de embellecer mi blog.

Hace poco puse en el facebook que lo que pasara en Huelva Información lo sufrimos todos. Hoy, cuando media provincia tiene un pie en la aldea, cuando hasta los que pasan de El Rocío tararean las sevillanas de toda la vida y se imaginan felices para espantar la crisis y la incertidumbre, tengo más presente que nunca a los compañeros del periódico. Mucho ánimo en una lucha que siento universal y compartida.

jueves, 7 de mayo de 2009

Viñetas de mayo

En este no parar en que se ha convertido mi vida, asumo que ha irrumpido el mes de mayo por los bautizos que marcaron mi agenda social durante el puente y porque todo el mundo habla de comuniones y romerías. (Aunque yo este año no haya podido ido a las Cruces de El Buitrón ni las de Berrocal y no vea la hora de tomarme un ponche del Navajazo en el Barrio Obrero, un lugar ideal para ir en un mes que empieza con un Día del Trabajo.)

También lo asume mi cuerpo, que sufre los primeros golpes de calor; y mi hábitat, que se encuentra en ese momento caótico que me hace sacar, y no guardar en los altillos, ropa de verano y de invierno, botas y chanclas, edredones y mi colcha de seda roja heredada de mi abuela, bufandas y bikinis, chalecos de lana y revistas de 'Adelagaza en 15 días'. Y lo que lo es más importante: sacarlo todo a la vez para sentirme activa -desbordadísima, pero activa- y asumir, por último, que este cambio de temporada tampoco será el que ponga orden en mi existencia y me convierta definitivamente al fengshui y al minimalismo.

Mientras tanto, en la ciudad y en la provincia no dejan de ocurrir cosas interesantes. Tenemos un Congreso Mundial del Jamón en Aracena y un Salón del Cómic en la Casa Colón. Estuve en la inauguración del primero y fuimos a un Museo del Jamón que no conocía, con una exposición de patas certificadas de todo el mundo y otra planta donde se explica todo el proceso de crianza y aprovechamiento del cerdo, de la bellota al plato. Sales de allí que te comes hasta los andares.

Aunque seguro que con menos seguidores que el jamón, la feria del cómic se va consolidando tras dos ediciones cuando menos esforzadas. En esta tercera, los invitados son Idígoras y Pachi, autores de un magnífico cartel que homenajea al cuadro Noctámbulos de Hopper y en el que Superman se está tomando una cerveza con Batman en el Kriptonita Bar y se pide unos chocos con papas "para coger fuerzas para el Salón del Cómic". Para hoy hay programadas dos conferencias que tienen muy buena pinta: una, El Universo de Tintín, con motivo de su 80 aniversario, y otra, Star Wars: en una galaxia muy lejana, a cargo de dos de los máximos especialistas en ambas materias ó respectivamente.

Más cosas. La exposición viene calentita desde esta misma tarde: Gesto de la naturaleza, de Miquel Barceló, el de la Catedral de Mallorca y la cúpula de las Naciones Unidas, que trae al Hotel París su obra gráfica.

Para el sábado, Día Mundial del Comercio Justo, Tapeo Solidario en el Parque Moret a beneficio de Valdocco, organizado por Pobreza Cero con algunas colaboraciones. El cartel que me han mandado pone 'Llévate un tambor' y habrá actividades de 12.00 a 20.00 horas. El tiempo invita, y la causa también.

Como el jamón os habrá despertado el apetito. Os recuerdo que las habas enzapatás están en su mejor momento y que este fin de semana hay una Feria de la Gamba y el Marisco en la Avenida de Andalucía, de esas que monta el Ayuntamiento.

Para ver lo que ocurre en el resto de España y en el mundo, luego me pasaré por el quiosco para comprarme El Jueves. Me pondré al día del Lehendakari López y la gripe A, que no es porcina porque no la transmite el cerdo, según dejó claro en el congreso la consejera, que está indignada con los rusos. Ni tampoco es mexicana, como se encarga de recordarme mi amiga Mariví, que siempre sabe bien de lo que habla.

Muchas ofertas para un fin de semana en el que yo tengo clara mi elección: una cita insustituible con mis sobrinos y con la playa. No sé qué fiesta hay en Madrid por estas fechas, que siempre me viene como agua de mayo.

Felicidades a todos los seguidores del Barça y suerte en la final. Yo también me alegro mucho de que el fútbol sea otro de los motivos que hagan más impetuosa esta primavera, sobre todo si el Recre nos diera esa alegría que todos esperamos.

Que tengáis un mayo florido y hermoso.

martes, 21 de abril de 2009

Historias de abril


Se me acumula el trabajo al mismo ritmo que las experiencias. El trabajo al que me refiero es, fundamentalmente, fotográfico, que es un esfuerzo para que lo vivido permanezca. Y a la vez, una forma de exhibicionismo de esas que tanto gustan en el Facebook. Las fotos del viaje a Dublín no se terminan nunca, como los buenos ratos que pasamos o las anécdotas de los amigos madrileños de Adela el día después de su cumpleaños.

Corren buenos tiempos para la recreación. De Letizia no hice fotos, pero tengo varias de Obama en El Rompido y de Pepe en las costas de Irlanda. Obama y Pepe son dos muñecos y Letizia es como una muñeca, toda ojazos y melena bien peinada. Los tres están en esa delgada línea que distingue la ficción de la realidad, que es la misma que separa la ficción de la realeza.

En muy poco tiempo han pasado muchas otras cosas, como varias cumbres internacionales, la Semana Santa y algunos cambios en el Gobierno para tener varios temas de los que hablar durante las vacaciones. Para mí Abril es un mes lleno de acontecimientos importantes, como el cumpleaños de mi madre y el de mi sobrino el mayor. Cada año, los dos van acumulando mi amor con más madurez, que es la palabra preferida de mi madre aplicada a mi vida. Por la ausencia en su aplicación, se entiende.

Abril también es el mes del regreso a cierta actividad cultural, un soplo fresco, como el aire de estas mañanas. Esta tarde podéis elegir entre el cineclub -la francesa Cuscús- o escuchar a Maruja Torres, que vuelve a la ciudad. Mañana el que vuelve es Cantero Rock al Gran Teatro, con un concierto de The Wave Pictures. Sólo me he quedado con tres datos del periódico: que es un trío británico, que proceden de una aldea de nombre también británico y que se les considera el grupo revelación de la temporada.

Buena racha de exposiciones: Pedro Rodríguez y Huelva York en la Caja Rural, y Gráfica Contemporánea de Puerto Rico en el Museo, dentro de una serie anual que organiza la Diputación y que siempre resulta muy recomendable. Una propuesta más: Type Directors Club de Nueva York. Es un club de expertos profesionales que reciben tipografías de todo el mundo; una selección de las mejores se puede ver en esta muestra. En la Escuela de Arte León Ortega. Estoy encantada con tanta modernidad.

He escuchado hoy en la radio que se cumplen 20 años de Internet. Ahora que quien más y quien menos pasa más tiempo frente al ordenador que frente al negro sobre blanco, es el mejor momento para perderse en los stands de la Feria del Libro. Mi madre me ha dicho que me ha comprado un cómic de Asterix en la que montan en su instituto. Sabe que yo soy mucho de clásicos. Mientras, me he sacado de la Biblioteca unos ensayos sobre la lectura: han seleccionado varios en las mesas de la entrada con títulos maravillosos como La intuición de leer, La intención de narrar o Leer con los cinco sentidos.

Voy acabando. Una amiga me contaba que en su agenda le falta el mes de abril. La pilló de regalo con una revista y venía con esa tara. Dice que igual por eso su vida está tan desorganizada en las últimas semanas. Me acordé de aquella canción de Sabina, de que alguien nos puede robar el tiempo si lo dejamos guardado en un cajón. Para mí Abril está siendo un mes sin prisas, para recrearme tranquilamente en las metáforas de la vida real e imaginada.

Os dejo con una foto y con una frase del ensayo que me ha gustado: "Disponerse a leer un libro puede ser no más que un pretexto para leerse a uno mismo sin ser molestado".

Felicidades, madre.
Y a los demás, feliz inicio de la temporada de romerías y que el borrador de la Renta os alegre vuestras declaraciones.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Sentidos del tiempo



Últimamente pienso mucho en el tiempo. Me parece que últimamente es un adverbio temporal. Lo mismo no deja de ser una forma de perderlo -el tiempo- pero prefiero pasar el tiempo pensando antes de que se me vaya de las manos sin darme apenas cuenta. Creo que siempre me pasa en los cambios de estación, que son las épocas de entretiempo. El tiempo que va pasando y el metereológico tienen muchas cosas en común: son lineales y repetitivos, nos empeñamos en controlarlos y en medirlos: bien en días, meses, años o en horas, minutos y segundos. Para darle un poco emoción a tanta precisión, de vez en cuando llueve o sale el sol sin esperarlo. Nos coje desprevenidos, igual que cuando hay que adelantar o atrasar una hora el reloj cada cierto tiempo.

Como a mí me gusta pensar con propiedad, suelo leer mucho el diccionario. Últimamente, además de pensar, me he dado cuenta de que para opinar y para actuar es fundamental aclarar conceptos. Lingüísticamente, el tiempo tiene varios sentidos. Lo cual multiplica su significado:

1. Duración de las cosas sujetas a cambio o de los seres que tienen una existencia finita: Los relojes sirven para medir el tiempo. Buen comienzo. Me encantan las definiciones metafísicas. A lo que estáis tristes os diría aquello de que el tiempo lo cura todo. O pone a todo el mundo en su sitio. O no; pero sí distancia el motivo de la tristeza.

2. Periodo tal como se especifica; si no, se entiende que es largo: Tardó poco tiempo.
Puede dar lugar a equívocos, pero me surge una recomendación: invertir tiempo en aquello que más os guste.

3. Época durante la cual vive alguna persona o sucede alguna cosa: En tiempo de Trajano.
Ésta es fácil: Vivimos en tiempos de crisis.


4. Estación del año: Suele hacer frío durante este tiempo del año. Por eso la privamera ha llegado justo a tiempo.

5. Edad, especialmente para referirse a los bebés o crías de animales: ¿Cuánto tiempo tiene este ternero? El tiempo es ver crecer a mis sobrinos. Ver fotos de cuando eran más pequeños. Preguntarle a alguien cuántos cumple. Pensar cómo pasan los años. Pero casi siempre para los demás. Yo aún me recuerdo hace diez años imaginándome como sería con la edad que tengo ahora.

6. Edad de las cosas desde que empezaron a existir: El televisor tiene mucho tiempo, no es raro que no se vea bien. Ésta me gusta. La amistad y el amor tienen su tiempo y requieren tiempo, por eso hay que dedicárselo.

7. Ocasión o coyuntura de hacer algo: Tiempo de reposo. Termino con ésta. Me da la impresión de que se aproximan buenos tiempos. Noto que hay mucha gente contenta y se me ocurren varios motivos: el fin del invierno y las vacaciones de Semana Santa. Que ustedes lo disfruten.

Os dejo con lo que pienso cada vez que no me toca la Primitiva: rico no es quien tiene mucho dinero, sino quien es dueño de su tiempo. No me consuela, pero me siento más libre. De ahí la expresión: disfrutar el tiempo libre. Cuando queráis, lo aprovechamos para quedar. Hace tiempo que no nos vemos.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Belleza oculta


Leo en el periódico un titular: ¿Huelva tiene alma?. Y un subtítulo: "Expertos de todas las áreas se sientan a debatir en la Unia". Me quedo pensando. Me pregunto: ¿en qué hay que ser experto para opinar sobre algo así?. ¿Cura, psiquiatra, Iker Jiménez? Sigo pensando. Podría dar mi propia respuesta. Yo siempre he buscado el alma de las ciudades. Creo que es más fácil de conocer que las de las personas. Y una vez que las descubres, te sientes cómodo en ellas, como un sentimiento nuevo que te conmueve y que acaba quedándose a vivir contigo para siempre.

El alma de Sevilla me la encontré hace muchos años, montada en mi bicicleta. La de Madrid, en metro, saliendo por bocas que al principio nunca sabían dónde me dejaban. Con la de Lisboa me reencontré hace un par de fines de semana, entre las piedras de calles empinadas y el acero de los raíles del tranvía... Mientras seguía recordando se me vinieron a la cabeza sabores, olores, cielos, música. Como soy muy integradora, siempre he pensado que alma y el cuerpo son indisolubles, por eso una ciudad también es lo que comes en ella, a qué huele, el azul y el gris y sus nubes, la canción que ponían en aquel bar.

Finalmente, he aprendido a convivir con el alma de Huelva. Me costó mucho localizarla, incluso llegué a dudar sobre si realmente la tenía. A veces desaparece, se vuelve totalmente despersonalizada. Pero si está de buenas, termina ocurriendo lo mismo que en esas otras ciudades que todo el mundo elogia: te acostumbras a su forma ser, a llevarla dentro. Sé que muchos reniegan de defenderla. Yo tampoco lo hago, pero recomiendo que al menos se emprenda el intento de buscarla, sin necesidad de montar una tertulia sobre eso. El lunes puede merodear por la Plaza de las Monjas; el martes, en un bar con plasma para ver los partidos de la Champions; el miércoles, por el Gran Teatro, donde ha vuelto una actividad imparable -excepcional la nueva programación del cineclub, hoy concierto de Cantero Rock con actuación estelar de mi compañero Santi y el viernes Fados-; el jueves, tapita en el Agmanir; el viernes, en una salida a la playa; el sábado por la mañana, en el Mercado viejo, que sigue aferrado a la vida; y el domingo por la tarde, el alma de Huelva siempre llena el Nuevo Colombino.

Yo suelo sondear la salud de una ciudad a través de la cultura. Y últimamente veo la nuestra más en forma que nunca. En buena parte, la responsable es la oferta de exposiciones de Latitudes, que durará todo el mes de marzo. Y desde esta semana, hay que sumar una nueva propuesta, que aúna la fotografía y la ciencia: Armonía Fractal de Doñana. La podéis ver hasta el 12 de abril en el antiguo Hotel París y nueva sede de la Diputación, por si alguien no es de Huelva y todavía no se ha enterado. Hotel París. Suena bien. Vale como título de algo. De un corto, de un grupo pop, de un cómic.

Pues bien, allí podréis ver 32 imágenes aéreas sobre Doñana y las marismas de Héctor Garrido, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que sirven para introducirnos en "el complejo y apasionante mundo de la geometría fractal". Yo tampoco sabía qué era. Fractal viene del latín 'fractus', que significa irregular, fracturado, roto. Aprender una palabra nueva siempre me ha parecido fascinante. Más aún si su significado implica una nueva forma de ver las cosas: la geometría oculta tras la belleza natural. En la exposición se explican las leyes y procesos matemáticos de los fractales aplicadas a la fotos, que van acompañadas de textos tan bonitos que dan un sentido aún más poético a lo que se ve. Sólo por leerlos merece la pena la visita. Pero como sé que a muchos se os pasará, os adjunto la web, completísima, donde se recoge la exposición con todo detalle. Que la disfrutéis.
http://www.armoniafractal.com/

Os dejo, que esta semana tengo la impresión de ir con retraso en todo. Para terminar, una recomendación que no es necesaria: que sigáis disfrutando del sol en la calle, en la playa, en una barbacoa... Es el responsable de ese buen humor primaveral que todo el mundo parece tener últimamente.

Suerte a todos los que participáis este año en los Premios Huelva Joven y hacéis campaña en el facebook. Y a todos los demás, que hagáis cosas creativas, como recetas con gurumelos o apadrinar una estrella.

martes, 24 de febrero de 2009

Maneras de mirar, maneras de contar


Pasó el Carnaval, sus pasacalles y sus cabalgatas. Pasaron los Óscar y Alcobendas consiguió ablandarnos a todos un poco la manía, que no la envidia, hacia Pe. Pasó el primer fin de semana radiante de sol y llegan las nuevas propuestas a la Cibeles Madrid Fashion Week. Pasó incluso el ministro Bermejo, sus monterías, y la convención de los Star Trek con el lehendakari, dejándonos nuevas páginas de ese cómic nacional en que se ha convertido la política. Yo, que este año no me he disfrazado y de pequeña ensayaba frente al espejo que era cantante o artista en general y agradecía los premios con lágrimas en los ojos, me contagié de tanta euforia y lo primero que hice el lunes camino del trabajo es pasarme por una Administración para ver si me había cambiado la vida. La respuesta, en un display: Premios 'No premiado'. Las ventanillas de las Loterías y Apuestas del Estado son como catedrales del 'Vuelva usted mañana'. Miré al administrador de mi suerte con la mayor expresión de tristeza que pude interiorizar para probar si mi capacidad de dramatización le conmovía. Me dejó los cincuenta céntimos de vuelta del Gordo pal domingo sin mirarme y le dio volumen a la radio. Los caminos de Dios tampoco me han llamado a ser una nueva rica esta semana, pero no me doy por vencida. Pienso seguir echándole teatro al proletariado.

No sé si será porque pasear por playa amplía horizontes o porque el buen tiempo alegra los sentidos, pero escribo con optimismo. Me pasa cuando tengo buenas noticias culturales que contar.

Ésta se titula Latitudes, Latitudes 2009 o Latitudes XXI, que es el nombre de la Asociación. La propuesta: Un festival de fotografía en Huelva, de esos que siempre leo en las revistas que se celebran en otras ciudades y me quedo con las ganas. El contenido: hasta diez exposiciones de nombres tan míticos como la agencia Magnum, Steve Mc Curry -el de la famosa niña afgana de ojos azules del National Geografic-, Ilan Wolf ó Ramón Masats. El festival empieza mañana en el Museo, que alberga cuatro de las exposiciones, para hacerse extensivo a todos los espacios de la ciudad: la Casa Colón, las salas de las Cajas -Rural y Cajasol- y la de la Universidad, en Cantero Cuadrado. Y todo durante un mes. Para que de tiempo a no perderse nada.

Pero hay más: por ejemplo, una antológica de Marlene Dietrich. O un Ciclo de Cine Alemán que empieza el martes que viene con M. El Vampiro de Dusseldorf, sigue con El Ángel Azul, pasando por los años 30, los cincuenta, Good Bye Lenin, hasta Kebab Connection o La ansiedad del silencio, de hace un par de años. A partir del próximo lunes y durante dos semanas, una peli al día de lunes a viernes. Dónde, cómo y cuándo: en la Sala de Cajasol, en V.O. con subtítulos, a las 19.00 horas. Da gusto darle forma a noticias como ésta. Tenéis toda la información en
http://www.latitudes21.es/

Ayer, en la conferencia inaugural, Pablo Pérez Mínguez, que es Premio Nacional de Fotografía, recordó cosas sencillas pero certeras: que la fotografía es la escritura de la luz, o que, más allá de la técnica, es el arte más democrático: todo puede ser fotografiado, todo el mundo puede ser fotógrafo. Me gustó una expresión que usó -fotoactitud- y una anécdota: cuando él era niño, veía que sus padres sacaban una máquina para hacer fotos cada vez que había algún momento especial en la casa. Yo me acordé de las fotos en blanco y negro de los primeros cumpleaños de mi hermana, que como es la mayor es a quien más fotos le han hecho siempre, mis fotos con pañales, flequillo y mofletes, ya a color, la textura de la sonrisa de mi padre mirando a mi madre... Pérez Míguez seguía diciendo que siendo niño él pensó que si siempre llevaba la cámara encima, la vida tendría siempre momentos especiales, momentos felices. Y que por eso decidió dedicarse a la fotografía.

A mí, que no me dedico a la fotografía, también me gusta ir con mi cámara a cuestas. El riesgo, tratándose de mí, es perderla o dejármela en alguna tienda o en algún bar. Pero pierdo más cuando veo algo bonito y no sé cómo conservarlo. No sé si mi actitud -mi fotoactitud- tendrá algo de infantil. Pero creo que una foto, además de una manera de mirar, es sobre todo la mejor forma de contarlo.

Voy terminando. El domingo empezó en Antena 3 una serie nueva: Doctor Mateo. Una copia- bastante mala, por cierto- de Doctor en Alaska en cuanto al argumento (médico exiliado a un pueblo perdido que acaba ganándose a sus habitantes pese a ser un borde), que protagoniza Gonzalo, el de 7 vidas, y un reparto de los más variopinto. Os hablo de ella porque el pueblo perdido es Lastres, tierra natal de mi querido cuñao, que me cuenta que estuvieron rodando hasta que llegó el verano. Han sido listos los de la productora: se van para Asturias, le cambian el nombre al pueblo y ya tienen el principal atractivo de la serie: los espectaculares paisajes, la impresionante sensación de infinito que brinda el mar desde el Faro, la blanca inclinación de las casas desde el Mirador de San Roque, la tenue luz al anochecer en el Puerto, donde se hizo la foto que véis... Mi sobrino el mayor se bautizó en la iglesia que salió el domingo y ahora me gusta imaginarme los dos correteando por las calles de piedra. Si no se cargan la serie, pienso presentarme como extra en el papel de tita que viene del Sur.

Y ahora sí. Junto a Latitudes XXI, el otro gran evento de la temporada. Super8 Producciones presenta al fin su primer videoclip, basado en el single debut del Artista Recreativista, que no hace falta que diga quién es porque ya se encarga de chupar cámara rodeado de mujeres bellas como Esmeralda, que no fuma, con lo cual demuestra que ella sí tiene madera de actriz. Os dejo con Guapa! y un trasunto audiovisual sin precedentes:

http://www.youtube.com/watch?v=zmHWLbs-zkQ

Que se os cumplan los refranes positivos de febrero y que marzo siga instalado en esta temprana primavera.

martes, 10 de febrero de 2009

Declaración de amor

Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un caos informe; sobre la faz del abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: «Que exista la luz.» Y la luz existió. Y vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla; llamó Dios a la luz «Día»; a la tiniebla, «Noche». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero.

Vengo de una misa de difuntos y tocaba la lectura del comienzo del libro del Génesis. Así es el ciclo de la vida. Ahora que se cumplen 100 años del nacimiento de Darwin -que es el mejor naturalista que conozco: el tío ya estuvo en cualquier país al que viaje- me ha gustado volver a escuchar la creación del mundo contada así, como en un cuadro en el que Dios tiene barba, un poco más rizada que la Darwin, y sopla como soplan los dioses. De los primeros capítulos de la Biblia me gusta mucho que Dios viera que la luz era buena. Seguro que eso le animaba a seguir creando cosas. También me gusta mucho que cada vez que pasa «una tarde, una mañana» diga: el día segundo, el día tercero... Pienso que así se inventó Dios la semana y los martes tienen un sentido mucho más hermenéutico.

El mismo por el que llamó Dios a la bóveda «Cielo» y llamó Dios a los continentes «Tierra», y a la masa de las aguas la llamó «Mar». En realidad me encanta que se creara tan pronto el lenguaje. Para poder ponerle nombre a las cosas. Para poder llamar a las cosas por su nombre.

Y luego viene cuando acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo.Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación. El Génesis lo dice bien claro: el descanso es obra de Dios. Por eso las vacaciones son sagradas y el trabajo debería ser mucho más creativo. Si no, es algo que nos condena y, por tanto, está permitido maldecirlo.

Bajando al mundo creado, parece que el tiempo apocalíptico va pasando. Alguna mañana, incluso, el Sol nos ha recordado que también fue creado y que existe para que las tardes, lentamente, empiecen a ser más largas. Por las noches, he vuelto a pasarme por el Super8: la última vez, además del facebook, hablamos de superpoderes. La imaginación es como el lenguaje: crea cosas cuando las nombra. En el último bar de la noche, una amiga, un amigo y yo tratamos con pasión asuntos tan serios como la reforma de la Administración y desmontamos el romanticismo de las librerías en épocas de crisis.

Últimanente digo que últimamente no recomiendo mucho. No hay cineclub ni teatro, sólo Carnaval. Vaya suerte para quién le guste. Al cine hace tiempo que no voy y en la tele, aparte de El Wyoming y El Follonero que deberían verse por prescripción médica, me tragué el nuevo programa de de viajes de Antena 3. Siempre he soñado dar una vuelta al mundo. Ahora sigo soñando con darla y no encontrarme a ninguna de las parejas participantes por el camino.

Una expo: Los mejores graffitis de Andalucía, finalistas en en el certamen de Arte y Creación 2008, en el Instituto Andaluz de la Juventud.

Voy acabando. Se acerca San Valentín. Este año, por lo visto, la crisis ha matado el romanticismo: ya nadie se presenta a los concursos su cartas de enamorados. Pero a mí me han hecho la declaración de amor más bonita de mi vida. Fue en la última visita a Madrid. Mi sobrino Javier tenía un entripao. Me dijo, llorando, que no quería que me fuera. Se me partió el corazón. Le dije que tenía que trabajar en Huelva y que volvería pronto. Que el tren me llevaría muy rápido o lo traería a él conmigo. No sabía cómo explicarle cuánto duele la distancia. No quería que él me viera llorar a mí.

Ha muerto el padre de los Clicks de Famobil. He aprendido mucho sobre ellos, como que el nombre le viene del «click» del ensamble de las piezas, que la versión fenemina se llama «clack» y que los hay de profesiones en serie limitadísima. A mi sobrino, los Reyes le han echado el avión de los Playmobil, que son en esencia los mismos, pero de manufactura directamente germana. Estoy deseando jugar con él y con los muñecos a inventarnos historias, a sobrevolar la infancia y a pensar que podemos crear de nuevo el mundo.

Que Febrero, con su personalidad propia de 28 días, sea especial en algo para cada uno de vosotros.

Pasó una tarde, una mañana, hasta el próximo martes.

martes, 27 de enero de 2009

Luz y distancia

Suena el despertador. Tienes que levantarte. Qué día era hoy. Da igual, siempre suena el despertador. Que no sea lunes, por Dios. Café, radio, ducha, camino al curro, la mañana pasará, unos ratos volando y otros como si no acabara nunca. Nada nuevo en los periódicos. Nada. Sueño después de comer. La tarde sin personalidad, sin gimnasio, sin tele, sin ganas de llamar a nadie, sin cineclub. Sin sol. Comprar comida. Qué cansancio de no hacer nada. Cuánto falta para que llegue el viernes. Y encima, dan lluvia para el sábado. Pasó un día más. Un día menos.

Es deprimente, lo sé. La culpa la tiene el tiempo. A Mariví no le gusta el invierno porque las tardes son cortas y el frío largo. Me acuerdo que en un capítulo de Doctor en Alaska se ponían unas lamparitas portátiles acopladas a la cabeza para combatir los efectos de la falta de luz solar en el estado de ánimo de los habitantes de Cicely. Últimamente, como nadie sale, los estados de la gente sólo existen en el facebook. Ayer, una compañera preguntaba en su muro -que viene a ser lo mismo que su estado, otro día explicaré los matices para los no iniciados- qué nos había parecido la miniserie de Mari Luz. Me pregunté porqué la llaman miniserie si sólo tiene un capítulo. Luego pensé que la tristeza se contagia. Igual por eso la han titulado Días sin Luz.

Enero también tiene algunas cosas buenas, como el Día de Reyes, donde hay de todo, o los últimos días de las Rebajas, donde no hay de nada, pero a muy buen precio. Cuando llega fin de mes, hay otro clásico que vuelve: Fitur, que es lo mismo que viajar por el mundo, pero en Ifema. Hay muchos paralelismos: en ambos necesitas un billete y un pasaporte, y en vez de recorrer los continentes, visitas cinco pabellones. Me acaba de llamar mi amigo Andrés, el canario, y hemos quedado a mitad de semana a mitad de camino entre Fuerteventura y Huelva. Me encanta Madrid. Siempre acorta distancias. Siempre me esperan mis sobrinos.

En tiempos de crisis, recomendaciones baratas. Dos exposiciones: la de las ilustraciones de Platero y yo de Idígoras y Pachi, en la Casa Museo de Juan Ramón Jiménez, y La dictadura del placer, de Manuel León, en Cantero Cuadrado, con cuadros que hay que ver con gafas de 3D de aquellas que se pusieron de moda en los 80. Para leer, la Biblioteca: no hay vez que vaya que no encuentre excelentes novedades. Cine y música: por 1.50 Público está volviendo a dar buenas pelis los viernes, música clásica los sábados y unos libritos sobre la historia de la fotografía los domingos. Para comer: sopa y patatas fritas con huevo. El primer plato, entona. Y el segundo le gusta a todo el mundo.

Me consta que algunos necesitáis ánimos. No sé si os servirá, pero yo a veces, cuando estoy triste, pienso en mi infancia. La cocina siempre oliendo a muchas comidas ricas, mis hermanos riendo, mi padre dando de comer a los canarios y mi madre ordenando cajones, mientras yo aprendía a emparejar los calcetines. Entonces no sabía que algún día yo también ordenaría mi propio armario, aunque mis calcetines estén todos desparejados. Cada vez que lavo, la lavadora se traga uno. Entran los dos en el bombo y uno nunca vuelve a salir. Lo he aceptado, así que ya no dedico ni minuto a buscar el que falta. Cuando recojo la ropa, doblo con cariño el que sobrevive y lo guardo junto a los otros que están sueltos, todos juntos en un cajón. Tengo muchos, de distintos colores y tejidos. Me pasa con ellos como con los amigos o con los recuerdos. Me gusta saber que están ahí, que siempre pueden volver aunque no los necesites. Que son algo mío, como una infancia feliz.

martes, 13 de enero de 2009

Espejismos


En estos días hay dos cosas que lo invaden todo: el frío y la guerra. Aunque las dos nos amargan la vida, el invierno se irá como vino. Pero en Gaza, este año, los niños muertos no permitirán que exista la primavera. Leo en el periódico que han descubierto un gen que podría ser causante del Parkinson, la depresión y el insomnio. Me alegro en los tres casos, en el de la enfermedad y en el de las dos dolencias de nuestro tiempo. Hay veces en los que la tristeza es suficiente para pasarse más de una noche en vela.

Mientras patentan la felicidad o perfecionan la lobotomía, una de mis opciones preferidas es escaparme a otras ciudades. Para despedir el año me fui a Berlín con buena compañía y me encontré un frío aún más frío. Luego a Madrid con mis sobrinos y resulta que los Reyes allí también eran Magos. De regreso en Huelva, cuando escribí la primera nota de prensa con fecha de 2009 pensé que el futuro nunca es tan lejano como creemos y por eso tenemos que crearnos espejismos para darle un nuevo sentido a nuestras vidas de siempre.

Para buscar nuevos rumbos en los próximos meses, os recomiendo leer más, adentraros en el apasionante mundo de los hobbys o empezar algún coleccionable de quiosco. No perdáis tiempo buscando festivos en el calendario: no hay ni uno hasta el Jueves Santo. Me pregunto a qué destinaré ahora todas las horas que siempre dedico a pensar qué haré cuando tenga tiempo libre. Quizás a hacer fotos o a imaginar. Por ejemplo, hoy, con en el frío, me he llevado un rato pensando en si realmente habrá amantes en el Círculo Polar.

Toca esperar que regrese el cineclub al Gran Teatro y el resto de la programación cultural del trimestre. Enseguida llegará San Sebastián, con su pregón, sus palmas y sus palmitos. En lo que resta de mes estáis a tiempo de pasaros por el Museo para iluminar cualquier tarde gris con las obras de Romero de la Rosa (Donde habitan la luz y las sombras) y de Pedro Rodríguez (De la luz en lo transparente). El jueves se inaugura una exposición de Jesús Zurita, Destemplanza, con título muy apropiado para el estado general.

Nunca hago propósitos de año nuevo porque sé que no voy a cumplirlos. Por eso, aunque llevamos ya quince días de enero y ni he empezado ninguna dieta ni he hecho ni una abdominal, no me siento nada culpable. Así que hoy os dejo una recomendación gastronómica: una nueva variedad de Patatas Lays, Receta al horno, se llaman. Un placer para la cena. Sé que la mayoría tenéis más voluntad que yo. Cualquiera, creo. Para que no tengáis mala conciencia, os diré que tienen un 70% menos de grasa. Lo leí en la bolsa cuando me terminé el paquete de una sentada.

Termino. Muchas veces hablo de mi amiga Mariví. Precisamente porque es mi amiga. Sé que ella está sufriendo mucho con lo que está pasando en Gaza. Y por otras cosas que no son tan importantes. Cuando es así, para lo que no es lo que de verdad importa, alguien me habló una vez de la inutilidad del sufrimiento. Ha sido una de las cosas más certeras que he aprendido en mi vida. Y una de las razones por las que me he sentado a escribir hoy es para recordártelo.

Como la cosa va de espejismos, adjunto foto que me hice el sábado en la BIACS, donde todo era un poco mágico e interactivo.

Creo que es todo. Que carguéis a cuestas con lo que queda de Enero de la forma más llevadera posible. Pensad que la crisis nos trae rebajas gratis. Y para seguir ahorrando, pronto publicaré mi mercadillo on-line. Nos vemos en el Facebook. Como con el frío no sale nadie, podemos crear bares virtuales. Para los enganchados, una última recomendación: compraros El Jueves, la adicción ha llegado hasta su mismísima portada.

Y ahora tendría que desearos un Feliz Año y todo eso. Yo os digo que tengáis un buen martes y que cada uno desee lo que le dé la gana.