martes, 24 de febrero de 2009

Maneras de mirar, maneras de contar


Pasó el Carnaval, sus pasacalles y sus cabalgatas. Pasaron los Óscar y Alcobendas consiguió ablandarnos a todos un poco la manía, que no la envidia, hacia Pe. Pasó el primer fin de semana radiante de sol y llegan las nuevas propuestas a la Cibeles Madrid Fashion Week. Pasó incluso el ministro Bermejo, sus monterías, y la convención de los Star Trek con el lehendakari, dejándonos nuevas páginas de ese cómic nacional en que se ha convertido la política. Yo, que este año no me he disfrazado y de pequeña ensayaba frente al espejo que era cantante o artista en general y agradecía los premios con lágrimas en los ojos, me contagié de tanta euforia y lo primero que hice el lunes camino del trabajo es pasarme por una Administración para ver si me había cambiado la vida. La respuesta, en un display: Premios 'No premiado'. Las ventanillas de las Loterías y Apuestas del Estado son como catedrales del 'Vuelva usted mañana'. Miré al administrador de mi suerte con la mayor expresión de tristeza que pude interiorizar para probar si mi capacidad de dramatización le conmovía. Me dejó los cincuenta céntimos de vuelta del Gordo pal domingo sin mirarme y le dio volumen a la radio. Los caminos de Dios tampoco me han llamado a ser una nueva rica esta semana, pero no me doy por vencida. Pienso seguir echándole teatro al proletariado.

No sé si será porque pasear por playa amplía horizontes o porque el buen tiempo alegra los sentidos, pero escribo con optimismo. Me pasa cuando tengo buenas noticias culturales que contar.

Ésta se titula Latitudes, Latitudes 2009 o Latitudes XXI, que es el nombre de la Asociación. La propuesta: Un festival de fotografía en Huelva, de esos que siempre leo en las revistas que se celebran en otras ciudades y me quedo con las ganas. El contenido: hasta diez exposiciones de nombres tan míticos como la agencia Magnum, Steve Mc Curry -el de la famosa niña afgana de ojos azules del National Geografic-, Ilan Wolf ó Ramón Masats. El festival empieza mañana en el Museo, que alberga cuatro de las exposiciones, para hacerse extensivo a todos los espacios de la ciudad: la Casa Colón, las salas de las Cajas -Rural y Cajasol- y la de la Universidad, en Cantero Cuadrado. Y todo durante un mes. Para que de tiempo a no perderse nada.

Pero hay más: por ejemplo, una antológica de Marlene Dietrich. O un Ciclo de Cine Alemán que empieza el martes que viene con M. El Vampiro de Dusseldorf, sigue con El Ángel Azul, pasando por los años 30, los cincuenta, Good Bye Lenin, hasta Kebab Connection o La ansiedad del silencio, de hace un par de años. A partir del próximo lunes y durante dos semanas, una peli al día de lunes a viernes. Dónde, cómo y cuándo: en la Sala de Cajasol, en V.O. con subtítulos, a las 19.00 horas. Da gusto darle forma a noticias como ésta. Tenéis toda la información en
http://www.latitudes21.es/

Ayer, en la conferencia inaugural, Pablo Pérez Mínguez, que es Premio Nacional de Fotografía, recordó cosas sencillas pero certeras: que la fotografía es la escritura de la luz, o que, más allá de la técnica, es el arte más democrático: todo puede ser fotografiado, todo el mundo puede ser fotógrafo. Me gustó una expresión que usó -fotoactitud- y una anécdota: cuando él era niño, veía que sus padres sacaban una máquina para hacer fotos cada vez que había algún momento especial en la casa. Yo me acordé de las fotos en blanco y negro de los primeros cumpleaños de mi hermana, que como es la mayor es a quien más fotos le han hecho siempre, mis fotos con pañales, flequillo y mofletes, ya a color, la textura de la sonrisa de mi padre mirando a mi madre... Pérez Míguez seguía diciendo que siendo niño él pensó que si siempre llevaba la cámara encima, la vida tendría siempre momentos especiales, momentos felices. Y que por eso decidió dedicarse a la fotografía.

A mí, que no me dedico a la fotografía, también me gusta ir con mi cámara a cuestas. El riesgo, tratándose de mí, es perderla o dejármela en alguna tienda o en algún bar. Pero pierdo más cuando veo algo bonito y no sé cómo conservarlo. No sé si mi actitud -mi fotoactitud- tendrá algo de infantil. Pero creo que una foto, además de una manera de mirar, es sobre todo la mejor forma de contarlo.

Voy terminando. El domingo empezó en Antena 3 una serie nueva: Doctor Mateo. Una copia- bastante mala, por cierto- de Doctor en Alaska en cuanto al argumento (médico exiliado a un pueblo perdido que acaba ganándose a sus habitantes pese a ser un borde), que protagoniza Gonzalo, el de 7 vidas, y un reparto de los más variopinto. Os hablo de ella porque el pueblo perdido es Lastres, tierra natal de mi querido cuñao, que me cuenta que estuvieron rodando hasta que llegó el verano. Han sido listos los de la productora: se van para Asturias, le cambian el nombre al pueblo y ya tienen el principal atractivo de la serie: los espectaculares paisajes, la impresionante sensación de infinito que brinda el mar desde el Faro, la blanca inclinación de las casas desde el Mirador de San Roque, la tenue luz al anochecer en el Puerto, donde se hizo la foto que véis... Mi sobrino el mayor se bautizó en la iglesia que salió el domingo y ahora me gusta imaginarme los dos correteando por las calles de piedra. Si no se cargan la serie, pienso presentarme como extra en el papel de tita que viene del Sur.

Y ahora sí. Junto a Latitudes XXI, el otro gran evento de la temporada. Super8 Producciones presenta al fin su primer videoclip, basado en el single debut del Artista Recreativista, que no hace falta que diga quién es porque ya se encarga de chupar cámara rodeado de mujeres bellas como Esmeralda, que no fuma, con lo cual demuestra que ella sí tiene madera de actriz. Os dejo con Guapa! y un trasunto audiovisual sin precedentes:

http://www.youtube.com/watch?v=zmHWLbs-zkQ

Que se os cumplan los refranes positivos de febrero y que marzo siga instalado en esta temprana primavera.

martes, 10 de febrero de 2009

Declaración de amor

Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un caos informe; sobre la faz del abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: «Que exista la luz.» Y la luz existió. Y vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla; llamó Dios a la luz «Día»; a la tiniebla, «Noche». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero.

Vengo de una misa de difuntos y tocaba la lectura del comienzo del libro del Génesis. Así es el ciclo de la vida. Ahora que se cumplen 100 años del nacimiento de Darwin -que es el mejor naturalista que conozco: el tío ya estuvo en cualquier país al que viaje- me ha gustado volver a escuchar la creación del mundo contada así, como en un cuadro en el que Dios tiene barba, un poco más rizada que la Darwin, y sopla como soplan los dioses. De los primeros capítulos de la Biblia me gusta mucho que Dios viera que la luz era buena. Seguro que eso le animaba a seguir creando cosas. También me gusta mucho que cada vez que pasa «una tarde, una mañana» diga: el día segundo, el día tercero... Pienso que así se inventó Dios la semana y los martes tienen un sentido mucho más hermenéutico.

El mismo por el que llamó Dios a la bóveda «Cielo» y llamó Dios a los continentes «Tierra», y a la masa de las aguas la llamó «Mar». En realidad me encanta que se creara tan pronto el lenguaje. Para poder ponerle nombre a las cosas. Para poder llamar a las cosas por su nombre.

Y luego viene cuando acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo.Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación. El Génesis lo dice bien claro: el descanso es obra de Dios. Por eso las vacaciones son sagradas y el trabajo debería ser mucho más creativo. Si no, es algo que nos condena y, por tanto, está permitido maldecirlo.

Bajando al mundo creado, parece que el tiempo apocalíptico va pasando. Alguna mañana, incluso, el Sol nos ha recordado que también fue creado y que existe para que las tardes, lentamente, empiecen a ser más largas. Por las noches, he vuelto a pasarme por el Super8: la última vez, además del facebook, hablamos de superpoderes. La imaginación es como el lenguaje: crea cosas cuando las nombra. En el último bar de la noche, una amiga, un amigo y yo tratamos con pasión asuntos tan serios como la reforma de la Administración y desmontamos el romanticismo de las librerías en épocas de crisis.

Últimanente digo que últimamente no recomiendo mucho. No hay cineclub ni teatro, sólo Carnaval. Vaya suerte para quién le guste. Al cine hace tiempo que no voy y en la tele, aparte de El Wyoming y El Follonero que deberían verse por prescripción médica, me tragué el nuevo programa de de viajes de Antena 3. Siempre he soñado dar una vuelta al mundo. Ahora sigo soñando con darla y no encontrarme a ninguna de las parejas participantes por el camino.

Una expo: Los mejores graffitis de Andalucía, finalistas en en el certamen de Arte y Creación 2008, en el Instituto Andaluz de la Juventud.

Voy acabando. Se acerca San Valentín. Este año, por lo visto, la crisis ha matado el romanticismo: ya nadie se presenta a los concursos su cartas de enamorados. Pero a mí me han hecho la declaración de amor más bonita de mi vida. Fue en la última visita a Madrid. Mi sobrino Javier tenía un entripao. Me dijo, llorando, que no quería que me fuera. Se me partió el corazón. Le dije que tenía que trabajar en Huelva y que volvería pronto. Que el tren me llevaría muy rápido o lo traería a él conmigo. No sabía cómo explicarle cuánto duele la distancia. No quería que él me viera llorar a mí.

Ha muerto el padre de los Clicks de Famobil. He aprendido mucho sobre ellos, como que el nombre le viene del «click» del ensamble de las piezas, que la versión fenemina se llama «clack» y que los hay de profesiones en serie limitadísima. A mi sobrino, los Reyes le han echado el avión de los Playmobil, que son en esencia los mismos, pero de manufactura directamente germana. Estoy deseando jugar con él y con los muñecos a inventarnos historias, a sobrevolar la infancia y a pensar que podemos crear de nuevo el mundo.

Que Febrero, con su personalidad propia de 28 días, sea especial en algo para cada uno de vosotros.

Pasó una tarde, una mañana, hasta el próximo martes.