jueves, 5 de junio de 2008

Pienso y declaro


En Chile hay una bebida que llaman piscosour, una mezcla de aguardiente de hierbas con limón y azúcar --amarga y dulce, suave y fuerte al mismo tiempo-- que a mí me producía un efecto especialmente feliz. Desde que volví me apetece más que la cerveza. En Santiago nos recibió un Ministro en el Palacio de la Moneda, pero yo me quedo con las comunas del interior, con las carreteras traqueteantes a través de profundos valles de viñedos que conducen a municipalidades donde a las bibliotecas le ponen el nombre de Violeta Parra y a los colegios, el de Víctor Jara, y que terminan junto al mar, en hostales detenidos a orillas del Pacífico donde el invierno se afronta con estufas catalíticas y con un tipo de calidez que nunca antes había sentido.

En los días despejados, los picos nevados de Andes lo rodean todo, como un abrazo circular. Ante lo majestuoso, uno se siente a la vez grande y pequeño; estoy segura de que eso condiciona el carácter. Como invitados, creemos que nos acostumbramos fácilmente al espectáculo y sólo luego, por la ventanilla del avión, reparas en que tu tiempo perteneció a ese otro espacio, mitad real, mitad soñado. Una noche, en Graneros, el alcalde tocaba el bajo en una banda: me adoptaron como cantante y supe que había encontrado mi sitio. Luego, en Valparaíso, mientras un atardecer coloreado desdibujaba distancias, la luz intensa como fuego conjugó en presente continuo el sentimiento de pertenencia.

Los regresos a Huelva siempre son parecidos, con noticias del tipo la inaguración de una cafetería en la Plaza de las Monjas o el maridaje de la gamba y el jamón en Punta Umbría. El tiempo también regresa cada cierto tiempo. Es algo que se percibe en los acontecimientos cíclicos, como cuando vuelve a entregarse el premio Juan Ramón Jiménez de poesía y te das cuentas de que ha pasado un año y que seguro que escribías cosas parecidas en un post como éste.

También me acordé de Photoespaña, en Madrid. Así que esta semana os recomiendo tres exposiciones de fotos: las Imágenes de un año, que recogen 68 fotografías de Efe sobre la actualidad de nuestra Huelva en la Casa Colón; una de Desnudos en la Escuela de Arte León Ortega, que tiene buena pinta, y Retratos de primera mano, de Moisés Fernández Acosta Moi, en Gibraléon, que presenta una interesante visión de personalidades con las manos como protagonistas.

También en Gibraléon, concierto de Manolo García el sábado y en el Gran Teatro, para toda la familia, Alicia en el País de las Maravillas. Lástima que no esté aquí mi sobrino.

No me pidáis mucho más. Tengo jet-lag y ganas de ver a la gente, así que admito invitaciones a cerveza.

Muchos andáis con cambios de ciudad, de trabajo o con nuevos proyectos. Seguro que es momento perfecto y el motor que hace mover el mundo. Suerte en las nuevas andaduras.

Que el tiempo os regale ganas de ir a la playa.

PD. Si no os suena lo de "Pienso y declaro", reescuchad Gracias a la vida. Es mi última recomendación.

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