martes, 20 de octubre de 2009

Refranes, nostalgia y puentes


Octubre se me presenta inabarcable, casi tanto como poner al día mi blog. Suele pasarme en los cambios de estación. Que me aferro espiritualmente a la que dejo atrás y retraso la predisposición a la nueva. Teniendo en cuenta que hace un mes me encontraba recorriendo mundo y que he disfrutado del verano como si fuera a acabar -el verano sí, el mundo no está tan claro-, detalles como que pronto anochecerá a las seis de la tarde, que la oficina sigue en la Gran Vía y la Gran Vía de obras, o que falta un año para volver a acumular un mes de vacaciones no son motivos como para amargarle a una la vida, digo yo.
Al principio, cuando llegué de viaje, intenté que el cambio de actitud fuera lo más adaptivo posible. Las palmeras de la Plaza de las Monjas me hacían más llevadera la nostalgia de California. Camino del trabajo, el luminoso del salón de juego 'Las Vegas' de la calle Puerto me hacía menos duro el trayecto y alguna tarde me iba a cuestas como la del Hipercor o la Vía Paisajista intentando echar menos de menos San Francisco. Para sustituir a Hawai -que se parece bastante a nuestra provincia: tiene playas y montañas- me debatía entre Punta Umbría o la Sierra, así que ante la duda me tiré medio puente del Pilar en el sofá viendo treinta o cuarenta capítulos seguidos de 'Perdidos', que hay que ver ellos el partido que le sacan a esa isla.
Tan inabarcable como mi depresión al llegar me pareció también el resurgimiento cultural propio de esta época. En pleno Otoño Cultural Iberoamericano, cada vez más amplio en exposiciones y salones del libro, empezaron los Encuentros de las Artes y las Letras para todos los gustos, desde la intensidad de García Montero a las veleidades de Boris Izaguirre. En el Monasterio de La Rábida, Paco Naranjo nos enseñará Cuba a través de sus fotografías. En la Unia y en paralelo, dentro del Foro de Dramaturgia , el CAT expone sus treinta años en una antolología de carteles que Mariví dice que está muy bien. Y para que no falte de nada, montaje de El Brujo El testigo, de Fernando Quiñones, este viernes en el teatro de Punta Umbría.
A todo ello se suman las habituales programaciones del año: la del trimestre en el Gran Teatro, la Agenda Cultural de la Universidad de Huelva, Hotel París y Museo. Quien se quede en casa, no será por falta de variedad. Puestos a destacar algo: Lo mejor: joyitas como la exposición Montrash de la fotógrafa argentina Lola García, que se inaugura mañana en Cantero Cuadrado. Interesante ya de por sí, resulta que Xoel López -Deluxe- dará un concierto acústico en petit comité porque -voilá!- es el novio artista de la artista. ¿Y lo peor?: la suspensión del Cineclub -temporal según he averiguado tras arduas investigaciones- hasta después del Festival de cine, supongo y espero.
Como novedad mundial de este mes, le doy la más cálida bienvenida mi cuñao, no a los post del martes, martes, sino a ésta nuestra ciudad. Si me estás leyendo, te propongo que una vez a la semana vayamos a un evento cultural de los de arriba, cariñosamente elegido por mí, y que luego hagamos una interesante tertulia en el transcurso de una cena, generosamente invitada por tí.
Pues eso. Espero que éste sea un buen Otoño, esa estación rica en refranes, nostalgia y puentes que la gente es cada vez más especialista en planificar. Pero además es el tiempo de la Feria del Jamón, la de Gibraleón que ya fue y enseguida la de Niebla, tiempo para ir el sábado al pueblo y el domingo al cine, de probar las primeras tanas y de comer cuchareo.
La clave está en elegir aquello que más nos vaya a cada uno. Yo, por ejemplo, he empezado por descubrir pequeñas intrahistorias del barrio, reencontrarme con amigos y soñar huídas. Lo próximo, tachar nuevas cosas de la lista de todo lo que quiero hacer en la vida.

1 comentario:

Estribor dijo...

Bgo, estoy emocionado: por tu bienvenida pública, por tu propuesta, y sobre todo, sobre todo, por cómo, eso que pones, lo estoy viviendo en la práctica. Encima "de gañote" como decís por aquí.
De corazón: gracias.
También para el Tunan, claro.