Tras un fin de semana por Islantilla y otros excesos gastronómicos en El Tiburón (Punta Umbría; magnífico pescado) y Rufino (Isla Cristina; tenéis que ir si no lo conocéis), asumo lo mejor que puedo una dieta depurativa de cuerpo y alma.
Mi intención para hoy es ir a El Laberinto del Fauno en el Gran Teatro. Esa no la recomiendo porque seguro que la habéis visto.
La verdad es que con este tiempo, que por fin nos regala sol, no me sale aconsejar tanta tele, aunque os adelanto que el jueves cien españoles tendrán una pregunta para el señor Rajoy. No sé si serán los mismos de Zapatero o si sólo repetirá el del café, como premio al mejor concursante. El caso es que esta vez tampoco me he enterado dónde había que apuntarse.
Tampoco hace falta que os recuerde que hoy es House, porque quien lo ve, lo sabe, y quien no, no lo hace porque no quiere, o porque no le gustan las series de médicos, o por llevarle la contraria a la mayoría.
La opción más reflexiva de la noche es La2, con un reportaje sobre los efectos de la emigración africana en Europa (en un Documentos TV adelantado con eso de quitar Miradas 2), y un retrato de la Francia actual con motivo de las elecciónes (En Portada). Creo que fue el miércoles pasado cuando pusieron Invisibles, la que ha producido Bardem. Espero que la viérais, por muy dura que sea la realidad más allá de las pantallas de nuestra teles, ordenadores y formas de ver el mundo, que no entenderlo.
Termino con una exposición, la de Santiago Ydáñez en la sala de la Diputación en el Museo. Para el fin de semana creo que hay teatro y clausura del Festival de Islantilla. Y si no, un paseíto a la playa, que ya apetece.
PD. ¿Dónde queda aquello de primavera=líbido disparada=pocas ganas de trabajar=cerveza? Como desconozco el remedio para los dos primeros síntomas, desde aquí muestro todo mi apoyo a la corriente que propugna la vuelta a Cuartelillos. Como dicen ahora los anuncios, reinvindiquemos lo esencial.
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