martes, 25 de septiembre de 2007

Turismo de interior

En Las Azores he encontrado pequeñas diferencias respecto a Huelva.

La primera son dos horas menos que en nuestro reloj, por eso allí mis sueños eran más largos y extraños, y la sensación de vacaciones, dos horas más corta.
La segunda es que tienen hermosos lagos, montañas, cráteres y una intensa actividad volcánica a la que achaco un par de granos que me salieron en el bigote. Aunque claro, también pensé que podrían ser una venganza nacional del territorio por el bigote de Aznar, que ofendió los atractivos naturales de las islas al elegirlos como escenario de una foto más humillante que los granos sobre mi labio superior.

Para solidarizame con ellas, con las islas, mi venganza ha consistido en traerme tres tarjetas de 2 gigas llenas de fotos. No servirán para reescribir la historia, pero pienso darles la misma publicidad que al anuncio de armas de destrucción masiva. Podéis tomarlo como una amenaza. Yo que vosotros no me llamaría en unas semanas hasta que se me pase la visión artístico-creativa que me confiere mi reflex-digital.

Otra peculiaridad y observación: les gustan mucho los miradores. Te encuentras uno cada 200 metros y las vistas son grandiosas, del color azul del mar y el cielo y el verde de los lagos y la vegetación. Yo, que no estoy acostumbrada a ese turismo de naturaleza, a veces sentía una especie de desasosiego ante tanta inmensidad. La contemplación provoca eso que algunos llaman viaje interior, en este caso, dibujado de abismos y de meteorología inestable. Creo que soy más de naturaleza activa.

Lo dice muy bien Millás hablando de Madeira en un libro que me estoy leyendo. Advierte que aquella isla carece de clima, aunque a veces llueva, "de manera que no se trata de un lugar, sino de un estado, como el infierno, como el paraíso, como la conciencia, que aunque a veces está llena de flores son flores sin aroma".

Por otro lado, y aunque a veces tuve la sensación de rozar alguno de los confines del océano, hay cosas que son mucho más materialistas y universales. Lo digo por las multas de la zona azul que me encontraba cada mañana en el cristal del coche de alquiler y por las tiendas de veinte duros de los chinos que venden cosas más o menos inútiles y que tanto entretienen. Con los chinos tuve menos problema de comunicación que con los azorianos. Son muy buena gente, pero hablan un portugués casi indígena, como todo nativo isleño que se precie.

El camino de regreso siempre es triste, sobre todo cuando reparamos en que lo vivido ya es pasado, por mucho que nos gustaría facturarlo o subirlo al avión como equipaje de mano.

Para anestesiar la realidad y mi depresión, en el Talgo me bebí una cerveza y en el Pepe da Rosa otras tres. Cuando llegué a mi a casa, ví asomar en el buzón el nuevo catálogo de Ikea y eso me animó. Me recordó, el felpudo, que mi casa era una República Independiente y aquello me sonó un poco a viaje exótico. Además Paqui había limpiado antes de irme y me lo encontré todo impecable. Así que no sé si por efecto de las cervezas o del catálogo de Ikea, me puse a hacerle fotos a mi sofá, a mi cocina y a mis macetas. También a mi cama, a la ropa colgada en el armario, a mi libros y a todas mis cosas, para ver si me reconocía en ellas. Hasta les hice fotos a mis fotos, así que también me reencontré con mi sobrino.

Me acosté leyendo a Millás y pensando que además de cambios de horas, el otoño también puede tener colores, diseño y miradores abiertos al porvenir.

Hoy pensé en echar un vistazo a la actividad cultural en el periódico por si escribía un correo. Me ha llegado un sms anunciando cursos de teatro y danza en la Universidad, un correo de Carlos Ferrer de un concierto en La Mala Reputación y otro de la nueva exposición de la galería de Fernando Serrano. Apenas los he leído. Tengo cosas más importantes que hacer, como seguir sintiéndome ausente y recordar que me queda toda la semana de vacaciones.

Gracias a mi cuñao y Juan Fran por ser los conductores de un retorno optimista.

Os deseo una feliz reconciliación con la normalidad.

No hay comentarios: