martes, 4 de diciembre de 2007

Sobre lo irrepetible


No sé a vosotros, pero a mí me encanta viajar en el AVE. Me da apuro decirlo abiertamente por el Talgo, que es un poco más provinciano y por eso no tiene tan alta velocidad. Pero cuando pregunté ya no quedaban plazas, así que tengo mi conciencia de selección de origen supertranquila.

Yo, con casi todo lo que me gusta, suelo hacer un ritual, que en este caso empieza con una reserva telefónica y recogiendo los billetes en la estación. El edificio de Renfe es precioso y los de la ventanilla son la excepción de la regla del otro lado del mostrador: siempre son amables.

Ahora, que cuando de verdad aflora la emoción viajera, es dos minutos antes, cuando ya estoy en mi asiento y me he imaginado quiénes son y para qué irán a Madrid mis compañeros de vagón. Llevo lectura y mandarinas para el trayecto. Y antes de que el tren salga siempre voy a por la revista Paisajes a la cafetería, miro la penúltima página y juego a acertar qué peli de las programadas ese mes pondrán antes de que lo diga la voz por megafonía. Hasta llegar a Atocha habrán pasado dos horas y media y miles de cosas más o menos importantes en las vidas de los que viajan. Yo intento no dormirme para no perder el tiempo. Una vez me enamoré, otra me cogí una cogorza porque iba en Club y en una ocasión me alegré de llegar tarde porque me devolvieron el dinero.

A veces nos puede parecer que las cosas que ya hemos hecho antes se repiten, como recorrer el mismo camino todos los días para ir a trabajar, coger el AVE o ir a ver a mi sobrino en un puente. Pero cada vez es única. Yo tengo facilidad para descubrir las diferencias: sólo así consigo sobrevivir a la rutina. Esta vez, por ejemplo, será probablemente la última vez que vaya a ver a mi sobrino antes de que nazca su hermano y segundo sobrino mío. Él dejará de ser hijo único y yo tita en exclusiva. No me negaréis que el encuentro constituye toda una experiencia.

Chabrol trae esta noche al Cineclub Borrachera de poder, una coproducción de Francia y Alemania que pasó por Berlín y grabó el premio especial del Jurado en el Festival de cine de Sevilla. Y en la Universidad, danza contemporánea en Cantero Cuadrado con Perros en Danza, dirigido e interpretado por Manuel Cañadas.

La exposición de esta semana, en el Colegio de Arquitectos, dedicada a Óscar Niemeyer y a sus más de 70 años de profesión. Me gustan mucho sus obras: el Museo de Arte Contemporáneo de Río de Janeiro, la explanada de los Ministerios, la Catedral de Brasilia... En wikipedia he leído que ha cedido a los Fundación Príncipe de Asturias un proyecto para un Museo Internacional de sus premios. Ya era hora de que se modernizaran.

El sábado también se inauguró una expo de arte japonés en la Casa Colón y otra propuesta artística colectiva en el Bar El Mundo, en los bajos de la Plaza de Toros, que tiene una pinta bastante interesante. Ya os lo confirmaré cuando vaya, creo que está todo el mes.

El viernes en el Gran Teatro: La sospecha, con Pilar Bardem. Y la provincia aprovecha el puente para hacer Ferias: la del comercio en Valverde, la del cerdo ibérico en Cortegana, la del queso artesano en Aracena y otra gastronómica en Villa Real de Santo Antonio. Os podéis poner púos vayáis dónde vayáis.

¿Qué más? Los de Igualdad Amimal me han mandado un correo con motivo del Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud denunciando "que siguen existiendo esclavos humanos en países de todos los continentes (...) y que los animales son hoy día esclavos de los humanos (...) Los humanos nos auto-proclamamos dueños o propietarios de los demás animales". Comparto lo primero: se calcula que en mundo hay 27 millones de humanos que siguen siendo esclavos, el 80% mujeres y niños. Lo de los animales, os lo propongo como reflexión.

Termino. Mi blog se desmadra, que viene de madre. La mía es quien se lo ha contado a mi vecina, mi tía Manolita, porque el otro día le lleve un surtido navideño igual que el de la foto que mandé en un correo y me ha dicho que a ella también le entretiene mucho leer las cosas que escribo.

Y ya que hoy la cosa va de experiencias exclusivas, una última recomendación: cuando salgáis a la calle, buscad vuestra sombra. Y cuidadla, es una compañera fiel. Yo tenía la mía casi olvidada, la pobre, y el otro día me la encontré de noche, en una acera de Valverde. La ví más delgada y un poco triste y prometí hacer campaña de su presencia en nuestras vidas.

Felicidades a la Constitución y a las Inmas y al resto feliz puente que nos conducirá a una Navidad sin retorno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Begoña, tienes muchísimo ojo para la fotografía. En otras ramas del arte lo llaman inspiración. Esto hay que llevarlo dentro. Lo otro es lo fácil, pero hay que hacerlo. Así que te sigo animando para que aprendas más de técnica. Oh-eh-oh-eeeeeh.

Cpt. Estribor