martes, 28 de agosto de 2007

Sin noticias de Benicio

Con eso de tener mis contactos en El Buitrón me enteré del secreto mejor guardado: el día del rodaje. La intención era contaros en exclusiva que ligué con Benicio del Toro vestido de guerrillero. Así que me puse guapa y combativa y me escapé una hora antes del trabajo. Pero cuando llegué a la aldea, emocionada y expectante, al único hombre que me encontré fue a mi primo Candelario, que aunque es mu buena gente y mu campechano, no creo yo que encajara exactamente en el perfil del Che. En la casa de mi tío habían plantado un huerto. Cuando intenté robar tomates y pimientos para hacer un gazpacho me dí cuenta que eran de plástico y reparé en el gran artificio que constituye la fábrica de los sueños.

Para consolarme, en La Cruz me contaron que Benicio nunca estuvo allí y que Sodderbergh es un saborío, que no sonrió en todo el tiempo y que lo único que se escuchó decir fue Action!! con expresión inalterable. Para vengarme, le hice una foto al storyboard que estaba colgado en el tablón de anuncios del bar. Pienso publicarlo en mi blog antes de que se estrene la película.

Excepto mi frustante experiencia cinematográfica, esta semana no encontraréis grandes eventos culturales en mis recomendaciones. Termina el mes de agosto, los festivales de verano y la vacaciones para la mayoría de vosotros. Lamento recordaros que para mí aún no han empezado.

Los coleccionistas de cosas inútiles estáis de enhorabuena. Por dos motivos. El primero, porque con el inicio del curso escolar se agolpan en los quioscos los números uno de interesantes novedades editoriales desde 1,95: Los Cuentos de Calleja, guía y DVD de Osho, bienestar emocional, Construya su propio buque de guerra, Cómo cocinar con la Termomix... Yo dudo entre comprarme el primer capítulo de Verano Azul o el de Se ha escrito un crimen. Me encantaba Jessica Fletcher.

El segundo motivo es que anuncio la intención de relanzar mi tómbola, repleta y renovada con numerosos números uno de interesantes novedades editoriales que compré en su día y una foto del storyboard del Buitrón. Os lo recomiendo mejor que el quiosco: las papeletas sólo valen un euro y estoy madurando ideas promocionales, tipo regalar un bombón o un mechero de la UGT a quien se anime.

Tele. Como desde que tengo memoria recuerdo haber tenido graves crisis de personalidad, me he enganchado a un nuevo programa-concurso. Se llama Identity y consiste en adivinar las profesiones de una docena de extraños en base a criterios científicos, como la cara que tenga, cómo vayan vestidos y una ridícula postura con la que aparecen por primera vez en sus pedestales. Entre ello suelen colar algún famoso del que casi nadie recuerda, como el que silbaba en los spaguetti western, el halconero del Real Madrid o el ex futbolista Juan José. Ése me sonaba, pero también me encajaba en las categorías ex piloto de rallies, capitán de barco o héroe.

El programa cuenta con varios atractivos añadidos: la dudosa gracia del presentador y que siempre ponen alguna tía buena en bikini que al final resulta ser forense, campeona olímpica o piloto de rallies, que digo yo que debe ser una profesión muy demandada porque sale casi todas las semanas.

Le he dado vueltas y creo que me gustaría más participar extraña que como concursante. Me inventaría alguna identidad fascinante, tipo directora de la Biblioteca Nacional o guionista de serie española coleccionable. Sería divertido jugar a probarnos personalidades entre todos. Lo propongo como actividad cultural para el otoño en el Super8.

Bruce Springsteen estrena disco, con posibles conciertos de la gira en Madrid y en Bilbao. Pero el verdadero acontecimiento de la semana es que ha empezado La Liga. Con ella vuelve el sentido y sensibilidad para la mayoría de los hombres que me leéis. No es feminismo, creo que es pura utilidad fisiológica para vuestro cerebro. Hoy tenía a un compañero y un conserje esperándome en mi despacho para ver si a mí también El País me venía sin los cromos del día para el álbum.

Que agosto os deje dulces tormentas de verano y reincorporaciones llevaderas.

PD. Me gustaba leer a Umbral, su carácter y cómo decía las cosas. Su columna tenía algo de blog. Me gusta la gente que sabe ponerle palabras a los placeres y los días.

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